EDITORIAL

Las turbulencias económicas y sociales desatadas por la pandemia de COVID-19 afectaron a toda la sociedad a nivel global, y el impacto no se restringió al ámbito de la salud porque se extendió a la escala productiva y fueron afectados los mercados y el empleo. La crisis económica llevó a la suspensión total o parcial de las actividades económicas y golpeó con gran intensidad.

El surgimiento de una pandemia no era una sorpresa para quienes trabajan en el campo de la investigación en salud. La pregunta era cuándo. En la historia reciente se vieron episodios de enfermedades con capacidad pandémica como el SARS, Influenza y MERS-CoV.

Ahora, COVID-19 se ha caracterizado por su capacidad de causar fallecimientos y problemas graves a la salud humana por su interacción con una serie de enfermedades como insuficiencia renal, enfermedades pulmonares, cardiacas o diabetes. Esta interacción en la población con padecimientos base la volvió más letal.

El impacto del virus en la salud ha sido muy alto, y en el caso mexicano los Gobiernos federal y estatales hicieron grandes esfuerzos para dar atención médica a quienes enfermaran y se tomaron decisiones muy sólidas que llevaron a restricciones públicas. Se invitó a la disciplina social y a la corresponsabilidad en todos los órdenes.

Pero la pandemia mostró con fuerza viejos problemas estructurales y recrudeció desequilibrios en la sociedad, como la pobreza y la desigualdad. Los problemas históricos heredados son muy complejos y no tienen soluciones inmediatas y únicas.

Contamos con una oportunidad histórica para solucionarlos con voluntad, consenso, inteligencia colectiva y trabajo duro. Debemos enfocarnos más integralmente para reparar la fisuras socioeconómicas y sanitarias para construir una sociedad inclusiva y saludable.

Dentro de los efectos positivos de la pandemia destaca el gran nivel de cooperación que se ha generado en la comunidad científica con el objetivo de analizar y proponer soluciones a este gran reto social. La presente revista es un ejemplo de ese compromiso que realiza la comunidad académica a nivel local como un ejercicio de reflexión para procurar mejores prácticas médicas y clínicas para beneficio de la población. 

 

Alejandra Aguirre Crespo

Secretaria de Salud de Quintana Roo

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