COMMUNITY PARTICIPATION IN THE MANAGEMENT OF HYDROMETEOROLOGICAL DISASTER RISK: DO VICTIMIZATION OR EMPOWERMENT?
RESUMEN
Objetivo:Determinar bajo un enfoque psicosocial la inclinación de la respuesta colectiva ante experiencias repetitivas de inundación en el estado de Tabasco, México.
Material y métodos: La metodología cualitativa utilizada se basó en la teoría anclada y el interaccionismo simbólico. La población de estudio incluyó dos comunidades con anegaciones repetitivas de la localidad de “Acachapan y Colmena” en el Municipio del Centro, Tabasco, en las cuales se trabajó con dos grupos de 4 personas involucradas en el trabajo comunitario. La recolección de la información se guío de las técnicas propuestas en el Manual de CVCA de CARE International (cronología histórica y diagrama de Venn). El análisis de discurso de los participantes se organizó en dos categorías de análisis: capacidad de desarrollo comunitario a partir del empoderamiento social e imposibilidad de lograr un desarrollo adecuado al permanecer la comunidad en un estado de victimización colectiva.
Resultados: Se observaron posturas contrastantes en cuanto a la gestión local posterior a inundaciones. Mientras un grupo definió su capacidad para adaptarse, recuperarse y reorganizarse a partir de las experiencias pasadas, el otro se mantuvo en un estado de inacción, desorganizado y en espera de ayuda externa.
Conclusiones: En las comunidades afectadas por inundación la participación comunitaria en la gestión local del riesgo dirigida al empoderamiento está vinculada a la presencia de líderes activos y a la proximidad de las áreas urbanizadas. La postura victimizante puede considerarse una respuesta ante un determinado grado de marginación, mayor exposición al riesgo y sentimientos de rechazo social.
Palabras Clave: Desastre, participación comunitaria, gestión local de riesgo, victimización, empoderamiento.
ABSTRACT
Objective: To determine under a psycho-social approach the inclination of the collective answer before repetitive experiences of flood in the state of Tabasco, Mexico.
Material and methods: The used qualitative methodology was based on the anchored theory and the symbolic interaccionism. The study population included two communities with repetitive floodings in Acachapan and Colmena communities in Tabasco, Mexico. It worked with two groups of 4 people involved in the communitarian work. The harvesting of the information I guide myself of the propose techniques in the Manual of CVCA of CARE International (historical chronology and Venn diagram). The analysis of speech of the participants was organized in two categories of analysis: capacity of communitarian development from the social empowerment and difficult to obtain a development adapted when remaining the community in a state of collective victimhood.
Results: Antagonic positions as far as the local management were observed subsequent to floods. While a group defined its capacity to adapt, to recover and to reorganize itself from the passed experiences, the other stayed in an inaction state, disorganized and awaiting external aid.
Conclusions: In the communities affected by flood the communitarian participation in the local management of the risk directed to the empowerment is tie to the presence of active leaders and the proximity of the urbanized areas. The victim position can consider an answer before a certain degree of marginalization, greater exhibition to the by ricochet social risk and feelings.
Key words: Community development, disaster risk management, victimhood, empowerment.
Introducción
En los últimos años, el estado mexicano de Tabasco se ha visto repetitivamente afectado por los desastres hidrometeorológicos. En 1999, las lluvias se prolongaron por 77 días y las pérdidas económicas alcanzaron más de 2,500 millones de pesos (Bitrán, 2001). En 2007,se produjo la inundación más grave registrada en el país en los últimos 50 años (Rivera, Soto, & Barajas, 2009).En el 2010, mientras que seis ríos rebasaban su escala crítica y el número de damnificados alcanzaba 66,670 personas, las autoridades tomaron medidas de emergencia para evitar un desastre similiar al ocurrido tres años atrás, en especial, para salvaguardar a la ciudad de Villahermosa¸ se abrieron canales de alivio del río Grijalva cerca de las comunidades de “Acachapan y Colmena” y “El Tintillo”. Esta zona ya habia sufrido todas las inundaciones anteriores, sin embargo esta vez, la inundación fue provocada por la apertura de los canales, por eso fue más repentina, de mayor alcance y duración.
El estudio de los desastres desde la perspectiva psicosocial es imprescindible ya que los desastres se valoran por el resultado del impacto de fenómenos externos (inundaciones, sismos, huracanes, etc) en un grupo social (Bautista, 1997). Se centra en las interacciones de las personas en contextos psicológicos, políticos, culturales, económicos, religiosos y sociales (Medina, Laybne, Galeano y Lozada, 2007), asumiendo que el plano individual y el plano colectivo se enlazan e influyen de manera simultánea. En este caso nos enfocamos en la participación de la población en la gestión de riesgo entendido como el conjunto de decisiones administrativas, de organización y conocimientos operacionales desarrollados por sociedades y comunidades para implementar políticas, estrategias y fortalecer sus capacidades a fin de reducir el impacto de amenazas (ONU/EIRD, 2009).
La participación comunitaria para la gestión local del riesgo de desastre puede tener dos vertientes: el empoderamiento y la postura victimizante. Hablamos de empoderamiento cuando un grupo social trabaja en conjunto y de manera organizada para fortalecer el desarrollo comunitario, utilizando componentes cognitivos, afectivos, y conductuales (Zimmerman en Silva & Loreto, 2004). Por otro lado, la postura victimizante se observa cuando el grupo permanece en la espera de ayuda externa que le permita resolver sus problemas (Rubio, 2011)(Bar-Tal, Chernyak-Hai, Schori & Gundar, 2009). En este sentido las perspectivas psicosociales del desastre (aspectos vulnerables de la comunidad, vivencia de las diversas fases del desastre, construcción de capacidades), son aspectos importantes para definir la postura que el grupo comunitario adquiere.
Es propósito del presente trabajo analizar la manera en el que las comunidades de Acachapan y Colmena han ido gestionando el riesgo de desastre local en el transcurso de las experiencias repetidas de inundación y, de esa manera, identificar las fortalezas o vulnerabilidades inducidas por la acción humanitaria en este tipo de situación. Nos enfocamos en dos comunidades, la Primera Sección y la Segunda Sección (Figura 1)
Material y Métodos
Se empleó un método de tipo cualitativo con el enfoque del interaccionismo simbólico y de la teoría anclada a los resultados. Se trabajó en cada sección con un grupo de 4 personas, todas vocales de la red social de su comunidad (anteriormente Comité de Salud) vinculada al Centro de Salud de Servicios Ampliados: CESSA #1 (Cuadro 1). Con cada grupo, se realizaron dos entrevistas grupales a profundidad empleando las técnicas de la cronología histórica y el diagrama de Venn propuestas en el Manual de Análisis de Capacidad y Vulnerabilidad Climática de CARE (2009).Se procedió luego al análisis de discurso.
Resultados
Se observó variabilidad en los discursos de los representantes de las dos secciones, puntos de vista relativamente opuestos en relación a las experiencias de inundación vividas, así como formas distintas de sobrellevar el problema.
Por un lado, tenemos a la segunda sección (Grupo A) con una población de 895 personas. Se trata de una comunidad rural con un grado de marginación medio en la cual los principales medios económicos de subsistencia son la agricultura y la ganadería. Sus representantes narran sus vivencias en la fase de impacto del desastre en el 2007 como un evento de magnitud imprevista:
En relación a la apertura de los canales de alivio en agosto del 2010, los residentes del grupo A consideran que se trató de una decisión injusta y que la intervención del gobierno fue impositiva:
La evolución de la participación comunitaria para la gestión local del riesgo de desastre se ve obstaculizada por las pocas expectativas de crecimiento comunitario a futuro, el desánimo frente a la agudización del problema, la falta de organización, etcétera. Pero un factor que parece tener un gran peso es la sensación de ser un grupo desplazado y/o marginado por los órganos gubernamentales. Generalmente, se reconoce que las posturas victimizantes de la ciudadanía afectada pueden ser generadas bajo dos vertientes: a través de dádivas sociales o gubernamentales (despensas, bonos, vales, etc.) ó mediante acciones impositivas o represivas. En este caso, según los entrevistados, prevaleció la segunda vertiente.
Observamos visiones catastrofistas y fatalistas, así como una desvalorización social paulatina.
A pesar de que las inundaciones han tenido mayor incidencia en los últimos tres años, la comunidad no expresa haber implementado nuevas medidas de subsistencia o prevención. Al contrario, la desvinculación con los actores gubernamentales y las expectativas negativas parecen no permitir pensar en una organización preventiva.
Por el otro lado tenemos a la comunidad de la primera sección (Grupo B), con una población de 2,272 personas aproximadamente. Se caracteriza por ser una zona sub-urbana ya que es la sección más próxima a la ciudad de Villahermosa, además se encuentra en una zona ligeramente más elevada en relación al río Grijalva. Tiene un grado bajo de marginación. Parte importante de su población se emplea en trabajos ajenos al campo, algunos de ellos en la ciudad, los demás en la agricultura, la ganadería u otro tipo de actividades dentro de Acachapan y Colmena. Los habitantes de esta comunidad se ven a sí mismos como una población unida, hablan bien de sus representantes y están en constante contacto cuando existen eventos importantes.
Los pobladores consideran de manera general que ha habido un crecimiento comunitario, hablan con una actitud positiva sobre la gestión de recursos después de las inundaciones, consideran que ésta ha sido activa y equitativa. Tienen conocimiento de las instituciones que les brindan recursos, además saben organizarse para conseguir apoyos, generalmente elaboran oficios para peticiones e insisten de manera grupal hasta conseguir lo que quieren.
A consecuencia de las inundaciones repetidas, han desarrollados “fortalezas” para enfrentar mejor estas situaciones como la preparación de alimentos para temporada de crecientes, el relleno de terrenos, la construcción de tapancos para salvaguardar bienes, el cambio de actividades laborales, etc.
Podemos observar en esta sección capacidades de resiliencia, organización, adaptación, implicación en la gestión local del riesgo. Se trata de un grupo en proceso de auto-empoderamiento, aunque todavía requiere de agentes externos para la adquisición de recursos y no hace pleno uso de sus propios recursos.
Discusión
Silva y Loreto (2004) dejan abierta la cuestión de la interacción de los planos individuales y colectivos en los procesos del empoderamiento, en cuanto a saber si el empoderamiento personal es el resultado del empoderamiento comunitario y viceversa. En nuestro estudio observamos como el empoderamiento grupal influye en conductas individuales, pero también como el proceso de empoderamiento individual detiene su transcurso cuando otros miembros de la comunidad se muestran poco motivados o sin visión de cambio.
Por otra parte, Rubio (2001) maneja el concepto de victimización como una mutilación psicológica de la independencia resultante de un apoyo inmediato, sin planificaciones a futuro. Sin embargo, los participantes de la Segunda sección expresan que la ayuda que recibieron fue insuficiente e incluso nula y su permanencia en una postura de victimización colectiva se relaciona más bien con ideas de desplazo social y resentimiento por las acciones tomadas. Al percibirse como un grupo excluido, los individuos parecen haber depositado la responsabilidad de impulsar su desarrollo en las organizaciones que consideran responsables de su situación.
Conclusiones
En las comunidades estudiadas, la postura adoptada en la participación en la gestión local del riesgo está vinculada con diferentes aspectos. La orientación hacia el empoderamiento observada en la primera sección está ligada a la proximidad a las áreas urbanizadas, la presencia de líderes activos en la comunidad y la percepción de competencia para conseguir apoyos. Mientras tanto, la postura victimizante en la segunda sección no parece ser resultado de la ayuda inmediata sin planeación a futuro, sino una respuesta ante un determinado grado de marginación, mayor exposición al riesgo y resentimiento en contra de las autoridades. Se recomienda por lo tanto planear juntas comunitarias con ambas secciones de “Acachapan y Colmena” en las cuales los habitantes con mayor experiencia y conocimientos en cuestión de gestión puedan compartir sus procedimientos y dónde se enfaticen temas de organización, unión y motivación colectiva para promover el crecimiento comunitario. Es importante que, desde todas las estructuras sociales, se desarrolle al nivel comunitario un enfoque de gestión de riesgo de desastre trabajando con técnicas de concientización y propiciando la elaboración de medidas preventivas basadas esencialmente en los recursos propios de las comunidades. En el caso de estudio, las medidas deben referirse prioritariamente a la seguridad alimenticia y de los bienes, el liderazgo, la adaptación de las prácticas agrícolas y de las demás actividades económicas, los principios y valores para la participación de todos.
Bibliografía
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